Escuchando esta estupenda banda sonora caigo en la cuenta de que el tiempo de Vángelis ya pasó, brillo con intensidad en los ochenta y a partir de ese momento empezó progresivamente a decaer, su época de esplendor, de mayor creatividad queda muy atrás, se fue apagando lenta y progresivamente.
Al final lo que queda de Vángelis es su obra más temprana. Si de algo habla su música es de la decadencia del compositor, la pesadez de la vejez, la falta de nuevas ideas… El genio que vive manteniendo la dignidad y el nombre pero ya no hay chispa en él.
Algunas de sus bandas sonoras de esa época: Chariots of fire, la voluminosa banda sonora de Blade Runner, esta Antártica, The Bounty, son obras maestras imperecederas, que no conocen épocas, instantes de inspiración que no se repetirán jamás (al menos en Vángelis).
Es curioso que haya mantenido con tanto celo su vida privada cuando su entendimiento del mundo siempre estuvo ante nuestros ojos, en toda su música: pesimismo y abatimiento acompañado de una minúscula esperanza… Asfixiante realidad de la que emanan sentimientos encontrados, el pavor del que observa, la duda… La belleza de un mundo terrible en él que somos muy conscientes de nosotros mismos.
Dejo un tema:
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